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Condiciones que tratamos

De la común del complejo, nuestros médicos tratan una variedad de síntomas, déficits nutricionales, trastornos digestivos y condiciones hepáticas, incluyendo:
  • Reflujo ácido (GERD) / acidez
  • Dolor abdominal
  • Enfermedad celíaca
  • Cólico
  • Estreñimiento crónico
  • Diarrea crónica
  • Encopresis
  • Esofagitis eosinofílica
  • Falta de prosperar (FTT)
  • Dificultades en la alimentación / Disfunción para tragar
  • Enfermedad de la vesícula biliar
  • Hemorragia gastrointestinal/Rectal
  • Enfermedad hepática hepatitis
  • Enfermedad de Hirschsprung (HD)
  • H. pylori (helicobacter pylori)
  • Enfermedad inflamatoria intestinal (Colitis ulcerosa enfermedad de Crohn)
  • Síndrome del intestino irritable (SII)
  • Ictericia
  • Intolerancia a la lactosa
  • Trastornos de malabsorción
  • Trastornos de la motilidad
  • Náuseas y vómitos
  • Enfermedad de hígado graso no alcohólico (EHGNA)
  • Pancreatitis
  • Síndrome del intestino corto
  • Pérdida/ganancia de peso inexplicable

Este contenido no es un sustituto de consejo médico, diagnóstico o tratamiento suministrado por un proveedor médico calificado. Siempre busque el consejo de su médico u otro proveedor de salud calificado con cualquier pregunta que pueda tener sobre una condición médica.

Reflujo ácido (GERD) / acidez

Reflujo ácido es el término utilizado cuando el contenido gástrico regresa hacia el esófago mientras comen o después de una comida. La mayoría de la gente sufre de esto en algún momento y es sólo un motivo de preocupación si el reflujo ocurre con frecuencia.

¿Cómo se diagnostica?

Signos de reflujo ácido son diferentes en distintas edades. Para los bebés, la regurgitación es común y generalmente no un signo de algún problema real. Pero si la regurgitación es frecuente, puede ser un signo de reflujo patológico. En niños mayores o adolescentes, los síntomas también pueden incluir eructos excesivos, ronquera, dolor o dificultad para tragar, tos, sibilancias, frecuentes dolores de estómago o acidez estomacal.
Las pruebas también se pueden realizar utilizando estudios con bario, endoscopia del tracto superior (para revisar el esófago y el estómago) o una sonda de pH esofágico.

¿Cómo se trata?

Los infantes, niños y adolescentes reciben tratamientos diferente, y en algunos casos, todo lo que se necesita son algunos cambios de estilo de vida o dieta. A veces, se prescriben medicamentos para el bloqueo de ácidos.

Dolor abdominal

Los niños de todas las edades pueden sufrir de dolores ocasionales de estómago o dolor abdominal, lo cual es común. Pero si el dolor es frecuente o dura más de dos meses, el estreñimiento, la intolerancia a la lactosa, inflamación (enfermedad celíaca o enfermedad inflamatoria del intestino), infecciones y estrés pueden ser los causantes.

¿Cómo se diagnostica?

El gastroenterólogo pediatra tendrá un historial detallado para determinar dónde y cuándo comenzó el dolor y si ha cambiado con el tiempo. Es posible realizar pruebas de sangre, orina y heces para buscar otros causantes. Si las pruebas no indican una causa, se pueden recomendar pruebas adicionales, como una radiografía o estudios de imagen. En algunos casos, se puede realizar una endoscopia por la cual el médico puede verificar cualquier problema en el tracto digestivo.

¿Cómo se trata?

Una vez diagnosticada la causa del dolor, el tratamiento se centra en la causa. Si el dolor se considera 'funcional' – esto significa que puede haber dolor a pesar de una función digestiva normal y el tratamiento puede incluir cambios en la dieta o medicamentos.

Enfermedad celíaca

La enfermedad celíaca es un trastorno auto-inmune en el que el consumo de gluten (una proteína encontrada en trigo, centeno y cebada) conduce al daño intestinal. Cuando un niño tiene enfermedad celíaca, el sistema inmunitario ataca el intestino y este daño conduce a la malabsorción de nutrientes importantes. Si no es diagnosticada o tratada, estos pacientes pueden llegar a la desnutrición o a la pérdida de masa ósea o síntomas neurológicos.
Con la incidencia de la hipersensibilidad alimentaria y alergias en aumento en niños y adolescentes, puede ser difícil diagnosticar la enfermedad celíaca. El dolor abdominal crónico, por ejemplo, se considera un síntoma clásico de la enfermedad celíaca, pero también puede ser un signo de alergia a un alimento específico, o un indicador de enfermedad inflamatoria intestinal.

¿Cómo se diagnostica?

Para niños y adolescentes en particular, hay algunos síntomas específicos y factores de riesgo que pueden llegar a una diagnosis de la enfermedad celíaca. Los síntomas de la enfermedad celíaca pueden aparecer a cualquier edad una vez que se introducen alimentos que contienen gluten en la dieta.
Los síntomas “clásicos” incluyen dolor y distensión abdominal, vómitos, diarrea y pérdida de peso o “falla para prosperar”. Otros signos incluyen inflamación articular, densidad ósea disminuida, defectos del esmalte dental, retraso en la pubertad, erupciones cutáneas, fatiga, baja estatura y anemia por deficiencia de hierro. La enfermedad celíaca es vista a menudo en los niños que se consideran de alto riesgo, tales como aquellos con tiroiditis autoinmune y diabetes mellitus tipo 1, síndrome de Turner, síndrome de Down, síndrome de Williams o aquellos que tienen un pariente que ha sido diagnosticado con la enfermedad.

Hay tres formas principales de prueba para la enfermedad celíaca en niños:

  1. Realizar una prueba serológica (tales como anticuerpos transglutaminasa tisular, anti-tTG IgA).
  2. Si es positiva, realizar una endoscopia superior para biopsia del intestino delgado y confirmar la presencia de la enfermedad celíaca.
  3. Después de pruebas de diagnóstico, colocar al paciente en una dieta libre de gluten y monitorear los síntomas de remisión.

¿Cómo se trata?

Una dieta sin gluten durante toda la vida es el único tratamiento conocido.

Cólico

El cólico es una condición común en los recién nacidos caracterizada por inconsolable llanto e irritabilidad. Estos ataques de llanto generalmente suceden por la noche, pero pueden ser impredecibles n en algunos bebés. La buena noticia es que si un bebé sufre de cólico, no necesariamente significa que hay algo mal médicamente y los bebés con cólico incluso ganan peso y siguen un patrón de crecimiento normal.

¿Cómo se diagnostica?

En primer lugar, su médico debe descartar alguna condición médica y revisar el comportamiento y el patrón de llanto. Si el examen físico revela que el bebé está sano, entonces las 'reglas de tres' se consideran:

  1. A las tres semanas, el llanto comienza.
  2. El llanto tiene una duración de tres horas al día.
  3. Resulta por lo menos tres días a la semana.

¿Cómo se trata?

Aunque no hay 'tratamiento' definido para los cólicos, hay algunas cosas que pueden ayudar a los padres y los cuidadores a través de este tiempo frustrante. En ocasiones, las madres que amamantan pueden hacer cambios en su dieta. La eliminación de productos lácteos o alimentos que causan gases, son un buen comienzo. Si la madre no está amamantando, podría ayudar un cambio en la fórmula del bebé. Además, el bebé puede beneficiarse de masajes o música suave y envolverlo también puede ayudar.

Estreñimiento crónico

El estreñimiento se define generalmente como tener movimientos intestinales menos de lo habitual o tener movimientos intestinales dolorosos. El estreñimiento no es inusual en niños, pero pudiese ser un indicador de una condición subyacente que requiere tratamiento especial. La constipación "Funcional" (significa que la condición no está relacionada con otra causa como enfermedad del colon) esta menudo relacionada con la dieta.
Otra causa común es la evasión de un niño de usar el inodoro. En los bebés, hacer esfuerzos o tener problemas con las deposiciones sólo podría ser un signo de que su organismo es inmaduro. Los niños pequeños a menudo están demasiado distraídos jugando para parar y usar el baño, mientras que algunos niños en edad escolar se muestran incómodos pidiendo permiso para ir al baño o ir en un ambiente menos privado.
Otras causas generales incluyen cambios en la dieta, programa, viaje, entrenamiento, o ciertos medicamentos contra resfriados, algunos medicamentos para dolores y drogas más graves, como los antidepresivos y medicamentos de quimioterapia.

¿Cómo se diagnostica?

Lo que es normal para un niño puede no ser normal para otro. A nivel que los niños crecen, generalmente su número de deposiciones disminuye. Un bebé puede tener varias deposiciones al día, mientras que un niño de 3 o 4 años a veces tiene deposiciones diariamente.

Los Médicos revisan la historia y la rutina de cada niño buscando causas subyacentes, pero generalmente preguntan si el niño tiene dificultad para pasar las heces, como se ven las heces, si pasan varios días sin deposiciones o si el niño tiene heces grandes.

¿Cómo se trata?

En algunos casos, aumento de líquidos y fibra en la dieta pueden ayudar, o dar al niño un laxante suave puede ser recomendado. Si el estreñimiento se hace crónico, los pacientes pueden requerir tratamiento a largo plazo.

Diarrea crónica

Diarrea se define generalmente como un aumento en la frecuencia de deposiciones o heces sueltas o líquidas. La condición se considera crónica si dura cuatro semanas. Causas de la diarrea pueden variar con la edad. Para los niños más pequeños, sería el resultado de la intolerancia a la lactosa o demasiada fructosa del jugo. Otras causas incluyen alergias, intoxicación alimentaria, infecciones bacterianas, síndrome del intestino irritable, enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa o la enfermedad celíaca.

¿Cómo se diagnostica?

Para diagnosticar la diarrea crónica, el médico precisara una descripción de las heces, síntomas, una revisión de la dieta del niño y si su hijo está tomando algún medicamento, incluyendo antibióticos. Heces o exámenes de sangre pueden ser necesarios y posiblemente una endoscopia superior y colonoscopia.

¿Cómo se trata?

Puesto que cada niño es diferente, el tratamiento será directamente vinculado a la causa. A menudo, se recomienda sólo un cambio en la dieta, pero algunos niños pueden requerir medicamentos, especialmente si ha habido pérdida de peso significante.

Encopresis

Encopresis o incontinencia fecal, es una condición que ocurre cuando un niño (generalmente de 4 años o más) no logra contener los movimientos intestinales. Las causas incluyen la dieta, una disminución en los fluidos, enfermedades, incluso miedo al inodoro o la incapacidad para usar un mecanismo que no es privado. Porque la actividad 'normal' de cada niño del intestino puede ser diferente, la primera pista para esta condición es determinar si su niño está estreñido. Entonces usted debe revisar si su hijo está manchando su ropa interior sin saberlo.

Una vez que un niño comienza a sostener los movimientos del intestino, materia fecal puede realmente quedar atascada, haciéndolo más difícil y más doloroso. Si materia fecal se comienza a acumular y un niño tiene heces grandes, esto puede estirar hacia fuera del colon y debilitar los músculos y nervios que le dan a un niño esas ganas de ir al baño. Esto puede causar que un niño pase heces sin siquiera saberlo.

¿Cómo se diagnostica?

Su médico necesitará saber si su hijo tiene cualquier síntoma como:
Manchas en su ropa interior
Heces pequeñas y duras
Dolor al intentar pasar un heces
Movimientos de intestino grandes
Dolor abdominal o pérdida de apetito

¿Cómo se trata?

El tratamiento depende de la edad del niño y sus síntomas. Laxantes o ablandadores de heces pueden ser recomendados para vaciar el colon y el recto. (Los intestinos y el colon necesitan tiempo para reducir a tamaño normal). El médico le puede pedir a usted que le programe un horario a su hijo para que vaya al baño después de cada comida. Incluso si no tienen un movimiento intestinal, esto podría ayudar a su hijo preste atención a los impulsos para ir al baño.

Esofagitis eosinofílica

La esofagitis eosinofílica (EE) es la inflamación aislada del esófago causada por una producción anormal y la acumulación de determinados glóbulos blancos llamado el eosinófilo. Una variedad de estímulos puede desencadenar esta reacción adversa, incluyendo una combinación de hipersensibilidad inmediata y retardada a ciertos alimentos. Los niños con EE varían en edad, género y etnicidad y generalmente tienen otras enfermedades alérgicas, como asma o eczema. Algunos indicios comunes de la enfermedad en los niños incluyen dolores abdominales o en el pecho, dificultad de alimentación y deglución de alimentos, falta de prosperar (lento crecimiento, desnutrición y pérdida de peso), falta de apetito y vómitos y generalmente no responden a medicamentos de reflujo.

¿Cómo se diagnostica?

Para diagnosticar EE correctamente, un procedimiento llamado endoscopia superior con biopsia es necesario para identificar y examinar la inflamación eosinofílica en el esófago.

¿Cómo se trata?

El tratamiento se basa en la eliminación de la comida que 'desencadena' al niño: el alimento causante de la hipersensibilidad o alergia. Cuando estos alimentos se eliminan de la dieta de un niño, pueden resolver los síntomas de la EE y la inflamación en el esófago puede sanar con el tiempo. Opciones de tratamiento incluyen los corticosteroides orales o eliminación de alimentos problemáticos en la dieta. Se trata de eliminar alimentos comunes que se han visto en enfermedades alérgicas: leche, huevo, trigo, soya, cacahuetes/frutos secos y mariscos (pescado/mariscos). Re-introduciendo poco a poco cada alimento y manteniendo un control de las reacciones del esófago, los alimentos problemáticos pueden ser identificados y eliminados de la dieta.

Falta de prosperar (FTT)

Este es un término comúnmente usado para describir a los niños que no están creciendo o ganando peso basado en tablas médicas. La falta de prosperar puede suceder cuando un niño no está recibiendo suficientes calorías, no está absorbiendo sus alimentos o no come apropiadamente. Algunas razones incluyen la posibilidad de problemas gastrointestinales como ERGE o problemas con su tracto gastrointestinal superior.

¿Cómo se diagnostica?

Los médicos prestan especial atención al peso y altura de los niños para ver si están creciendo y ganando peso adecuadamente. De ahí, buscan problemas gastrointestinales que pueden estar causando la pérdida de calorías, tales como vómitos persistentes o diarrea crónica, los cuales pueden ser resultado de la enfermedad celíaca, enfermedad inflamatoria intestinal o alguna otra condición. Puede también preguntar si su hijo tiene cualquier dolor relacionado con la alimentación o se niega a comer, así como sugerir que lleve un diario de alimentos para ver si el niño está recibiendo la nutrición adecuada.

¿Cómo se trata?
Si se encuentra una afección subyacente de problemas gastrointestinales, se recomendará el tratamiento para este trastorno particular (como enfermedad celíaca o dificultad para tragar).

De acuerdo al diagnóstico, a veces una consulta de nutrición es necesaria para ajustar la dieta y asegurar que el niño esté recibiendo y absorbiendo suficientes calorías para el crecimiento.

Dificultades en la alimentación / Disfunción para tragar

Alimentación y dificultad para tragar se denomina disfagia, que generalmente considerado un síntoma provocado por otras afecciones. La disfagia puede ocurrir a cualquier edad. Trastornos de la alimentación en general son bastante comunes en los niños, pero diferenciando entre un niño que es muy selectivo al comer y un niño que tenga un problema médico subyacente requiere evaluación. La mayoría de los niños que son melindrosos superan su aversión a ciertos alimentos a medida que crecen. Pero algunos comportamientos alimenticios pueden afectar el crecimiento y desarrollo y deben ser tratados lo antes posible. Si no se trata, las dificultades y trastornos de la alimentación puede conducir a graves retrasos en el desarrollo y otros problemas, como desnutrición o anemia.

Algunos de los problemas médicos más comunes asociados con la alimentación y dificultad para tragar incluyen cólicos, esofagitis eosinofílica (EE), enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) o cualquier condición del esófago que afectan a los músculos que regulan la ingestión.

¿Cómo se diagnostica?

Los síntomas de la disfagia son variados y se diferencian en cada niño. Ellos podrían incluir dolor al tragar, incapacidad de tragar, regurgitación, tos o náuseas mientras se traga, sensación que la comida se queda atascada en la garganta, reflujo ácido y pérdida de peso inexplicable. La alimentación y dificultad para tragar se ven también a menudo en niños con otros problemas médicos como parálisis cerebral, cáncer, lesiones de la médula espinal y a veces se ven en niños prematuros o con un paladar de hendidura.

Diagnóstico de la disfagia puede incluir un estudio de deglución de bario, una evaluación endoscópica del tracto digestivo superior, o un examen llamado manometría, que mide las contracciones musculares en el esófago.

¿Cómo se trata?

Dependiendo del diagnóstico, el tratamiento puede incluir medicación o un cambio en la dieta. En algunos casos, la cirugía puede ayudar. Ciertos niños con dificultades de deglución pueden beneficiarse de la terapia con un logopeda.

Enfermedad de la vesícula biliar

La vesícula biliar es un saco pequeño en el lado derecho del cuerpo, debajo del hígado. El saco almacena bilis y ayuda en la digestión de la grasa después de comer. La enfermedad de la vesícula biliar no es tan común en los niños como en adultos, pero pueden sufrir de inflamación, infección o cálculos biliares, que realmente pueden bloquear los conductos biliares. En los niños, los tipos más comunes de la enfermedad de la vesícula biliar son cálculos biliares, inflamación de la vesícula biliar (colecistitis) o un defecto congénito.

El síntoma más común en los niños es un dolor en el la parte superior del abdomen del lado derecho después de comer (30 minutos o más de duración). Otros síntomas incluyen náuseas, vómitos, indigestión o eructos después de comer. Los síntomas también pueden incluir fiebre alta y escalofríos.

Los niños incluso pueden desarrollar cálculos biliares y a menudo los síntomas pueden parecerse a problemas digestivos. Cálculos biliares pueden bloquear los conductos de la bilis y pueden resultar en ictericia, una condición que causa la piel y la esclerótica de los ojos se tornen de un color amarillento. Niños con problemas de obesidad, historial médico familiar, o problemas de sangre heredados, como enfermedad de células falciformes, tienen un mayor riesgo de desarrollar cálculos biliares.

¿Cómo se diagnostica?

Si se sospechan problemas de vesícula biliar, se pueden ejecutar varias pruebas para confirmar el diagnóstico como ecografías, tomografías y exámenes de sangre.

¿Cómo se trata?

En niños con problemas de vesícula biliar recurrente, el tratamiento más común es la cirugía para extirpar la vesícula biliar.

Hemorragia gastrointestinal/Rectal

Este tipo de sangrado puede ocurrir cuando el niño se esfuerza demasiado al tener un movimiento intestinal, pasa unas heces anormalmente duras o grandes, tiene hemorroides o una irritación de una fisura. La causa puede ser también pólipos en el colon o inflamación por colitis o enfermedad de Crohn.

¿Cómo se diagnostica?

El médico examinará al niño para determinar qué está causando el sangrado y para discutir cualquier síntoma que puede indicar si el sangrado es una indicación de un problema interno. Procedimientos incluyendo endoscopia o colonoscopia con frecuencia se necesitan para evaluar la fuente de la sangre.

¿Cómo se trata?

Para temas relacionados con los movimientos intestinales o las hemorroides, el tratamiento puede incluir un ablandador de heces o un cambio en la dieta. Dependiendo de la causa de la hemorragia y la ubicación, una colonoscopia puede realizarse para ver si hay pólipos u otras razones por el sangrado. Este procedimiento también permite al médico eliminar cualquier pólipo encontrado o tomar una biopsia para ayudar a diagnosticar la causa de la hemorragia y así recomendar el tratamiento adecuado.

Enfermedad hepática hepatitis

Hay varios tipos de hepatitis. Hepatitis A es causada por un virus que los niños pueden contraer por contacto cercano con una persona infectada o por comer alimentos contaminados. Hepatitis B también es causada por un virus que se propaga a través del contacto con sangre o fluidos corporales de una persona infectada. Vacunas para ambos tipos de hepatitis se recomienda para todos los niños.

Hepatitis C

La hepatitis C es una enfermedad del hígado contagiosa causada por una infección viral. Dado que es contagiosa, hay una serie de formas en que se puede transmitir: los bebés nacidos de madres que ya han sido diagnosticados con hepatitis C, el contacto con agujas infectadas o la sangre de un portador, tatuajes o perforaciones corporales con equipos no esterilizados y en adolescentes relaciones sexuales sin protección con una persona infectada. La mayoría de las personas que han sido infectadas no tienen síntomas, pero si un niño presenta cualquiera de los siguientes síntomas: fiebre, náuseas, vómitos, diarrea, orina oscura, heces pálidas, ictericia dolor abdominal o un agrandamiento hígado o el bazo, hay posibilidad de que el niño tenga la enfermedad.

¿Cómo se diagnostica?

Durante un examen médico, el médico puede examinar al niño o realizar un ultrasonido para ver si el bazo o el hígado están agrandados. El diagnóstico puede confirmarse con una prueba de sangre.

¿Cómo se trata?

Hay varios medicamentos para tratar la hepatitis C y nuevos fármacos se están desarrollando. Dependiendo del tipo de diagnóstico de la hepatitis C, su médico puede determinar el mejor tratamiento. Los niños diagnosticados con Hepatitis C, deben vacunarse para prevenir el virus de hepatitis A y B.

Enfermedad de Hirschsprung (HD)

Enfermedad de Hirschsprung es una enfermedad del intestino grueso y se considera un defecto de nacimiento. Una persona con HD nace sin las células nerviosas que controlan los músculos esa heces de empuje a través del intestino. Cuando faltan las La enfermedad de Hirschsprung es una enfermedad del intestino grueso y se considera un defecto de nacimiento. Una persona con EH nace sin las células nerviosas que controlan los músculos que pasan heces a través del intestino. Cuando faltan las células especiales (llamadas células del ganglio), heces pueden acumularse en el colon y pueden causar infecciones, dolor e hinchazón u obstrucciones del intestino. Los síntomas generalmente aparecen enseguida. Los recién nacidos que no defecan en los dos primeros días se revisan para esta enfermedad. Otros síntomas en los bebés incluyen estreñimiento, dificultad para pasar heces, vómitos y un abdomen agrandado. Algunos tienen diarrea. El estreñimiento es generalmente el síntoma principal en niños o adolescentes.

¿Cómo se diagnostica?

Si se sospecha enfermedad de Hirschsprung, el médico puede realizar una serie de pruebas para confirmar el diagnóstico: una biopsia rectal, una radiografía abdominal, enema de bario o un examen llamado manometría ano rectal. Esto es una prueba que utiliza un pequeño globo para poner a prueba los músculos en el ano y el recto.

¿Cómo se trata?

Los niños diagnosticados con EH requieren cirugía para extirpar parte del intestino que carece de las células cruciales del ganglio. Luego se conecta la parte sana del colon hasta el ano.

H. pylori (helicobacter pylori)

H. pylori es una bacteria que causa una infección del estómago. Generalmente, ocurre cuando una persona ingiere la bacteria en alimentos o bebidas y pueden venir del uso de utensilios contaminados, o el contacto boca a boca a través de la saliva. Los niños que contraen esta infección pueden no experimentar ningún síntoma, pero algunas de ellas pueden desarrollar una inflamación de estómago o úlceras.

¿Cómo se diagnostica?

Si se sospecha de H. pylori, se puede realizar un examen coprológico para buscar las bacterias. También, puede realizarse un procedimiento endoscópico para examinar el revestimiento del esófago, el estómago y el intestino delgado. Biopsias del estómago pueden ser tomadas y revisadas para bacterias.

¿Cómo se trata?

Generalmente, se utiliza una combinación de antibióticos para el tratamiento de H. pylori.

Enfermedad inflamatoria intestinal (Colitis ulcerosa enfermedad de Crohn)

Hay dos principales tipos de enfermedad inflamatoria intestinal (EII): Crohn y colitis ulcerosa (CU). Ambas causan que el sistema inmunológico de un niño sea súper-activo dando por resultado dolor, hinchazón e inflamación de los intestinos. Mientras que la CU afecta sólo la mucosa del colon, enfermedad de Crohn puede afectar cualquier parte del tracto gastrointestinal.

La enfermedad inflamatoria intestinal puede afectar a los niños de cualquier edad y se ve más a menudo en adolescentes y niños en edad escolar. Algunos síntomas comunes incluyen fiebre, náuseas o vómitos, pérdida de peso, diarrea frecuente, sangre en las heces y dolor de estómago. También puede afectar la piel, ojos y articulaciones.

¿Cómo se diagnostica?

Después de una revisión exhaustiva de la historia clínica de un niño y un examen físico, el médico puede ordenar exámenes de sangre, heces, radiografías o tomografías para el diagnóstico de EII. Procedimientos endoscópicos se requieren para confirmar el diagnóstico.
 
¿Cómo se trata?

Ya que la colitis ulcerosa y enfermedad de Crohn son enfermedades crónicas, el objetivo de los planes de tratamiento es controlar y aliviar los síntomas. Tratamientos para ambas condiciones pueden incluir fármacos antiinflamatorios, antibióticos, medicamentos antidiarreicos, corticosteroides o supresores del sistema inmune. Suplementos de nutrición también sirven para ayudar al niño a mantener el desarrollo y crecimiento normal. Para los niños con enfermedad de Crohn y colitis ulcerosa, hay también un número de 'biológicos' en uso hoy día. Este tipo de medicamento ayuda a prevenir que el sistema inmunológico cause inflamación.

Cirugía para extirpar el colon a veces es necesaria para los niños con la CU que tienen síntomas incontrolables. Para aquellos con enfermedad de Crohn que no responden a otros tratamientos, también se puede recomendar cirugía para extirpar la parte enferma del intestino.

Síndrome del intestino irritable (SII)

El síndrome de intestino irritable es una afección que causa hipersensibilidad en los nervios intestinales. En los niños, estos síntomas incluyen dolor abdominal recurrente con diarrea, estreñimiento (o ambos) y un cambio en los hábitos intestinales. Esto podría significar que un niño tiene deposiciones más o menos de lo habitual o tiene heces acuosas o más difíciles que de costumbre. Otros síntomas incluyen una urgencia de defecar o sensación de que la evacuación fue incompleta. También puede haber distensión abdominal o un líquido mucoso en las heces.

¿Cómo se diagnostica?

Después de tomar una historia médica completa, el médico realizará un examen físico completo y puede discutir otros temas, como estrés, que pueden causar síntomas. El objetivo es descartar otros problemas que pueden estar causando los síntomas asociados con el SII, por lo que pueden realizar otros exámenes como sangre o exámenes de heces o un ultrasonido. Si el niño ha demostrado los síntomas principales más de una vez por semana durante dos o más meses y crece normalmente, y no hay ninguna indicación de cualquier otra causa para los síntomas, el diagnóstico se confirmará.

¿Cómo se trata?

No existe cura para el SII, pero hay varias maneras para tratar los síntomas incluyendo medicamentos o prebióticos y cambios en la dieta. Algunos alimentos pueden desencadenar los síntomas asociados con el SII, por lo cual es importante determinar qué alimentos evitar. Algunos de los desencadenantes más comunes son bebidas azucaradas o con cafeína, productos lácteos, alimentos ricos en grasas o alimentos que causan gases. Consultar con un nutricionista puede ayudar a identificar los alimentos problemáticos para cada niño y aliviar síntomas.

Ictericia

La ictericia se ve normalmente en los recién nacidos y se produce cuando células de sangre rojas no están funcionando correctamente. Esto produce una sustancia amarillenta pardusca llamada bilirrubina, la cual un bebé no puede eliminar hasta que su hígado está completamente desarrollado. El resultado es un color amarillento en la piel del bebé y la esclerótica de los ojos. Los síntomas pueden incluir mala alimentación o letargo.

Hay varios tipos de ictericia y el tipo está directamente relacionado a las primeras horas, semanas o meses de vida. En los niños mayores, la ictericia puede ser un signo de una infección o un problema con el hígado, la vesícula biliar o el páncreas o un signo de un trastorno sanguíneo. Los síntomas pueden incluir fiebre, escalofríos, dolor de estómago, picazón y pérdida de peso.

¿Cómo se diagnostica?

En niños, puede hacerse ciertas pruebas de sangre para verificar la cuenta de eritrocitos o los niveles de bilirrubina en el sistema. También hay una prueba que identifica las proteínas que atacan las células de sangre rojas. En niños y adolescentes, el tono de piel amarillento puede acompañarse de heces de color claro, orina oscura y picazón de cutáneo. También puede haber signos de inflamación en las piernas, tobillos y pies. Exámenes de sangre son utilizados para determinar las condiciones subyacentes y pueden incluir una prueba de función hepática. Los médicos también pueden ordenar ultrasonidos, resonancia magnética o tomografías, o una biopsia del hígado para comprobar problemas con el hígado o conductos biliares.

¿Cómo se trata?

Dependiendo del tipo de ictericia que tiene el bebé, pueden tratarse con luces especiales o con una manta especial de fibra óptica. Algunos bebés requieren transfusiones de sangre y si la madre está amamantando, puede ser necesario que el bebé tome fórmula por uno o dos días.

El tratamiento en niños mayores puede incluir líquidos intravenosos, antibióticos u otros medicamentos o transfusiones de sangre. En algunos casos, no hay tratamiento y la ictericia se resuelve por sí sola.

Intolerancia a la lactosa

Intolerancia a la lactosa es una incapacidad o dificultad para digerir la lactosa, el azúcar en la leche y productos lácteos. Esto ocurre en niños cuando no producen suficiente de una enzima llamada lactasa, una enzima en el intestino que ayuda a digerir la lactosa. Porque la lactosa no es digerida, puede producir gas y ácido dando por resultado dolor, distensión abdominal, náuseas y diarrea. Los síntomas generalmente ocurren después de una comida o unas horas más tarde. La intolerancia a la lactosa se ve raramente en los niños menores de 5 años y llega a ser más común durante la adolescencia.

¿Cómo se diagnostica?

Un buen primer paso es quitar todos los productos que contienen leche en la alimentación de los niños durante unas dos semanas, y luego agregarlos lentamente, comprobando si aparecen síntomas de intolerancia a medida que se añade lactosa a la dieta. Otras maneras que su médico puede diagnosticar intolerancia a la lactosa consiste en realizar una prueba de tolerancia a lactosa detectando azúcar en la sangre o una prueba de aliento de hidrógeno, que miden el nivel de gas de hidrógeno producido. Un procedimiento endoscópico puede también realizarse, por lo que una biopsia del intestino delgado puede ser examinada para la enzima lactasa.

¿Cómo se trata?

Los tratamientos se determinan en base a los síntomas individuales del niño. Algunos niños sólo necesitan una dieta baja en lactosa, mientras que otros pueden requerir una dieta libre de lactosa. Su médico y un nutricionista pueden trabajar con usted y su niño para determinar la dieta correcta y así adquirir el calcio necesario para el desarrollo y un crecimiento sano.

Trastornos de malabsorción

La malabsorción significa que el cuerpo de un niño es incapaz de absorber completamente los nutrientes de los alimentos que consumen. Durante la digestión normal, los nutrientes de los alimentos pasan a través de la pared intestinal y el torrente sanguíneo, donde viajan a otras células en el cuerpo. Si esto no ocurre, incluso un niño comiendo una dieta balanceada puede padecer de desnutrición.

Razones para la mala absorción pueden indicar daños en la pared intestinal causada por un virus, una infección bacteriana o parásitos, o un problema con las enzimas que ayudan en la digestión. Las condiciones o enfermedades existentes también pueden tener un papel importante, por ejemplo intolerancia a la lactosa, enfermedad celíaca, enfermedad de Crohn, pancreatitis o fibrosis quística.

La malabsorción ocurre a veces por uno o dos días si el niño tiene un caso severo de gripe estomacal o intestinal. Pero si los síntomas persisten, puede desarrollar malabsorción crónica. Los síntomas incluyen dolor abdominal y vómitos, diarrea frecuente con heces voluminosas, malolientes, fracturas de huesos, un aumento de contusiones, sarpullidos con piel seca y escamosa y pérdida de peso (falta de prosperar).

¿Cómo se diagnostica?

Para diagnosticar trastornos de malabsorción, su médico debe descartar otras causas como otros problemas digestivos o desnutrición debido a la mala alimentación. Es posible realizar pruebas para comprobar la capacidad de digerir alimentos correctamente, incluyendo una Prueba de Aliento de Hidrógeno lactosa y analizar una muestra de heces. Un procedimiento endoscópico también puede realizarse para examinar el intestino y detectar signos de inflamación o infección.

¿Cómo se trata?

Una vez que el problema ha sido identificado como malabsorción, la causa dicta el tratamiento. Para las infecciones, se pueden recomendar antibióticos. Otros medicamentos se pueden prescribir para ayudar a tratar un intestino hiperactivo. En algunos casos, pueden recomendar cambios en la dieta y suplementos nutricionales.

Trastornos de la motilidad

La palabra 'motilidad' se refiere al movimiento de alimentos por el tracto digestivo. Hay nervios y músculos en el tracto digestivo que trabajan juntos para empujar la comida a través del sistema, manteniendo los nutrientes necesarios para una buena salud y deshacerse de los residuos que el cuerpo no necesita. Trastornos de la motilidad se sospechan a menudo cuando un niño sufre de dolor crónico abdominal o de tórax, abdomen dilatado, distensión abdominal, llenura después de comer, estreñimiento, diarrea, acidez, dificultad para tragar, náuseas y vómitos.

¿Cómo se diagnostica?

Hay una serie de pruebas que se pueden realizar para ver si el tubo digestivo está funcionando correctamente, o si los síntomas son causados por una condición subyacente. Procedimientos o exámenes utilizados para confirmar el diagnóstico pueden incluir una endoscopia, radiografías de contraste de bario, pruebas de motilidad llamada manometría y/o pruebas para el reflujo ácido.

¿Cómo se trata?

Los resultados de la prueba pueden indicar una amplia gama de condiciones, incluyendo dificultades al tragar, acalasia (cuando los nervios en el esófago no funcionan correctamente), encopresis (defecación involuntaria o mantener las heces), enfermedad de Hirschsprung y SII. Posteriormente, los tratamientos se recomiendan en base al diagnóstico de un niño y puede incluir medicamentos, cambios en la dieta y cirugía en algunos casos. También se puede recomendar asesoramiento para ayudar a los niños con los desafíos sociales que se producen como consecuencia de su condición.

Náuseas y vómitos

Náusea es la sensación de molestias estomacales que se traduce en el impulso involuntario de vómito. La sensación de náusea no siempre conduce a vomitar y puede ser causada por varias condiciones, incluyendo las infecciones virales o bacterianas, inflamación del páncreas o hígado, reflujo, úlceras, reacciones a medicamentos, comer en exceso, intoxicación alimentaria, - incluso reacciones a ciertos olores.

¿Cómo se diagnostica?

Por lo general, el médico realizará un examen físico y un historial médico para determinar la causa de las náuseas o vómitos. Entonces, si es necesario, se pueden recomendar otras pruebas para confirmar el diagnóstico.

¿Cómo se trata?

Basado en el diagnóstico y el descubrimiento de las causas subyacentes, el tratamiento puede incluir medicamentos o antiácidos para aliviar los síntomas. Si ciertos alimentos son la causa de las náuseas o vómitos, se pueden recomendar modificaciones en la dieta para aliviar los síntomas.

Enfermedad de hígado graso no alcohólico (EHGNA)

Este término se refiere a varios trastornos que se diagnostican cuando hay demasiada grasa en el hígado. Una de las formas más leves de la enfermedad es la esteatosis. En algunos niños, puede no haber síntomas de esto, pero en casos más graves, el hígado puede inflamarse seriamente y puede conducir a enfermedad hepática incluyendo hepatitis, cicatrización y cirrosis. Factores de riesgo para el desarrollo de HGNA incluyen obesidad, diabetes y resistencia a la insulina.

¿Cómo se diagnostica?

Durante un examen físico, el médico puede encontrar que el hígado ha aumentado de tamaño. Pruebas de laboratorio se pueden realizar para comprobar un aumento en las enzimas hepáticas o puede solicitarse una ecografía abdominal para detectar la esteatosis. En algunos casos, puede realizarse una biopsia del hígado.

¿Cómo se trata?

Para la mayoría de los niños, ejercicio y modificaciones dietéticas serán recomendados para bajar de peso. También se pueden prescribir medicamentos.

Pancreatitis

La pancreatitis ocurre cuando el páncreas se inflama. El páncreas es un órgano ubicado cerca del intestino delgado que produce enzimas que ayudan a digerir proteínas, grasas y azúcares. También produce hormonas y azúcares que ayudan a los niños mantener niveles normales de azúcar. La causa de la inflamación en la mayoría de los niños es una infección viral, algunos medicamentos o una condición congénita o heredada. Los síntomas incluyen dolor en la parte superior del abdomen o espalda, náusea, vómito, fiebre y la ictericia.

¿Cómo se diagnostica?

Si el médico sospecha pancreatitis, hay varios métodos utilizados para confirmar el diagnóstico. Se ordenará pruebas de laboratorio como una ecografía abdominal o una tomografía que puede revelar cualquier inflamación del hígado.

¿Cómo se trata?

El tratamiento generalmente consiste en retener alimentos o líquidos hasta que ceda el dolor. Durante este período, los niños reciben líquidos o medicamentos a través de un tubo intravenoso. Por lo general, después de un par de días, el niño puede ser alimentado vía oral o con una sonda de alimentación. La mayoría se recuperan en aproximadamente una semana.

Síndrome del intestino corto

Síndrome corto del intestino también se conoce como tripa corta o insuficiencia intestinal. Se diagnostica cuando parte del intestino delgado no está presente al nacer (atresia), funciona anormalmente, o se ha quitado quirúrgicamente debido a condiciones como la enterocolitis necrosaste. Los síntomas incluyen diarrea, vómitos, exceso de gases, distensión abdominal, falta de apetito y falta de prosperar. Como resultado, los niños pueden sufrir de desnutrición y deshidratación, cálculos renales, cálculos biliares y enfermedades hepáticas. Los bebés pueden sufrir de dermatitis severa por el pañal como consecuencia de la diarrea crónica.

¿Cómo se diagnostica?

El médico asume que el niño sufre del síndrome corto del intestino cuando un bebé nace sin parte de su intestino o con los intestinos dañados, o parte de sus intestinos se han quitado quirúrgicamente. Se ordenaran exámenes de sangre y heces y tomografías de abdomen.

¿Cómo se trata?

Para asegurarse de que los bebés y los niños reciben la nutrición adecuada, el primer paso es modificar la dieta. Fórmulas especiales pueden ser proporcionadas a través de una sonda de alimentación y en algunos casos, el intestino delgado se ajusta por sí solo, un proceso llamado adaptación. Muchos niños pueden seguir comiendo normalmente y pueden superar la necesidad del tubo de alimentación. En los casos donde esto no es exitoso, una vía intravenosa larga (o una línea 'central') se inserta en una vena grande y nutrición es proporcionada a través de la IV. Esto se conoce como alimentación parenteral total. A veces, se puede recomendar cirugía adicional. Otros tratamientos pueden incluir antibióticos o medicamentos que ayude a controlar la diarrea.

Pérdida/ganancia de peso inexplicable

Pérdida de peso o aumento de peso puede ser desencadenado por una serie de factores. Cuando un niño pierde peso, es un indicio de que no está recibiendo suficientes calorías, no absorbe los nutrientes adecuadamente, o quema un número inusual de calorías. La causa más común de pérdida de peso repentina es enfermedad, como un virus estomacal. Los niños también pueden perder peso debido a alergias o sensibilidades al alimento, y en niños mayores y adolescentes, trastornos de la alimentación no son infrecuentes. Si un niño se queja de dolores de estómago, tiene un cambio en los patrones de heces o sangre en las heces o sufre de diarrea crónica, podría ser una indicación de un problema gastrointestinal más grave.

Para los niños que de pronto suben de peso, la causa podría ser asociada con medicamentos, un cambio en los hábitos alimentarios o deficiencias de la hormona como una tiroides hiperactiva. En ambos casos, la genética y los antecedentes familiares desempeñan un papel.

¿Cómo se diagnostica?

El médico discutirá la historia clínica del niño y realizará un examen físico primero. Se pueden ordenar exámenes de laboratorio para determinar si hay condiciones subyacentes médicas para la pérdida de peso o aumento de peso.

¿Cómo se trata?

Una vez que se ha determinado un diagnóstico, el médico puede proporcionar los métodos adecuados de tratamiento. Además de cualquier medicamento que pueda necesitar, generalmente se recomiendan las consultas con un nutricionista.

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